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Contrapesos comunitarios a la Cultura Viva Latinoamericana

  • Foto do escritor: Pablo Lopes
    Pablo Lopes
  • 1 de mai.
  • 5 min de leitura

Foto 1- Marcha en conmemoración del aniversario del "Levantamiento de Cherán" realizada por el barrio 2. Abril de 2025
Foto 1- Marcha en conmemoración del aniversario del "Levantamiento de Cherán" realizada por el barrio 2. Abril de 2025

Este mes de abril, el mundo experimenta la potencia del encuentro. Puntos de Cultura y gestores culturales comunitarios de América Latina e Iberoamérica se reúnen para compartir experiencias y, sobre todo, repensar el futuro.


Dos eventos sobre Cultura Viva Comunitaria se celebran en México. El primero, en la capital del país, es el Seminario Internacional Cultura Viva Comunitaria: Una Escuela Latinoamericana de Políticas Culturales, organizado por el Instituto Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria y la Red de Gestores Culturales – RGC, del 8 al 10 de abril.


Con una estructura académica, la programación del seminario contó con mesas de debate, círculos de diálogo, charlas y conferencias.


Inspirada en la noción de comunidad como una categoría viva - como defiende el profesor y antropólogo Néstor García Canclini en la conferencia inaugural titulada “Desafíos de la Cultura Viva Comunitaria: de los diálogos con las instituciones a las plataformas digitales”-, la Cultura Viva Comunitaria se expande al relacionarse con el mundo.


El segundo encuentro tiene lugar en la provincia de Michoacán, en la ciudad de Cherán, donde el Movimiento Latinoamericano de Cultura Viva celebra el 6º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria bajo el lema “Cuidar lo Común, para defender la vida”.


Ambos encuentros amplían la noción de Cultura Viva, dando vida al propio sentido de la categoría. Viva, la Cultura Viva se transforma, se relativiza y se aleja de conceptos estructuralistas. En ese proceso, las demandas, los conflictos y las inteligencias de las comunidades que operan esta noción de cultura en el mundo de la vida crean significados propios de lo que ella viene a ser.


Por eso, la Cultura Viva se ha convertido en una política pública constantemente revisitada y experimentada en varios países, precisamente por su capacidad de transformar el propio sentido de política cultural.


A pesar de los conflictos, la Cultura Viva Comunitaria no tiene dueño.


En el encuentro, el conflicto parece ser inherente a la propia vida social. Pero, ¿hasta qué punto este conflicto es saludable? ¿Cuáles son los límites del enfrentamiento, para que, en lugar de producir un movimiento de continuidad, no alimente una dinámica de desagregación comunitaria? La vieja máxima de que todo lo sólido se desvanece en el aire parece actual.


Lo cierto es que, en las comunidades que experimentaron la Cultura Viva Comunitaria como una red de vida en conexión, se estableció inmediatamente una comprensión mayor de sí mismas y un distanciamiento de cálculos externos que indican lo que funciona o no. No hay receta.


Los contrapesos comunitarios sirven para prevenir prácticas aún coloniales en el campo de la política cultural, garantizando la permanencia y la continuidad de la vida que crea y es creada. Más allá de un concepto categórico, la Caravana de Cultura Viva Comunitaria en México reafirma la necesidad de cambio.


Cherán K’eri: lección de transparência




El VI Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria – CVC – tuvo como sede la provincia de Michoacán, en Cherán K’eri, ubicada a poco menos de 400 km de Ciudad de México.


Cherán K’eri es una comunidad indígena que, en 2011, se rebeló mediante el "levantamiento de Cherán". Liderado por mujeres del pueblo, el levantamiento expulsó a los madereros que estaban talando los bosques, a los narcotraficantes, al ayuntamiento, al concejo municipal y a la policía —herencia directa del cardenismo.


Este levantamiento estableció un modelo de gestión comunal. Organizados en asambleas, los habitantes de los cuatro barrios acogen propuestas, elaboran una agenda pública y se organizan en un modelo de gobernanza nunca antes visto. Esta forma de gestión perdura hasta hoy.


Consecuencias: los bosques han vuelto a florecer; las violencias derivadas del narcotráfico son inexistentes.


Desde hace 14 años, Cherán elige un consejo de 12 personas, el "K’eri Jánaskakua", mediante un ritual con cerca de 180 fogatas comunitarias distribuidas en los cuatro barrios. Desde 2011, el Tercer Consejo (Consejo de Ancianos, Consejo Superior, Consejo Mayor – K’eris) es elegido mediante este ritual de representación que involucra a todos los miembros de la comunidad local.


Otros órganos representativos incluyen un consejo de jóvenes, un consejo de mujeres, consejos de barrio y un consejo de territorio comunitario, enfocado en el desarrollo de la economía local.


En la teoría política, este modelo puede llamarse democracia directa. Sin embargo, este ritual de legitimación del poder va más allá de la conceptualización teórica. Existe una experiencia empírica accesible en lo cotidiano, en cualquier conversación con quienes forman parte de la comunidad. En ella, la conciencia de lo que sucede en las instancias locales de poder es precisa. Existe transparencia.


Más allá de las nociones de poder vinculadas a la coerción, la vigilancia o el abuso, la experiencia en Cherán presenta otra dimensión de poder en la vida comunitaria.


Lamentablemente, la burocracia creada y operada en el VI Congreso CVC no aprendió nada sobre la cultura política local.


El congreso reprodujo viejas prácticas de violencia institucional, actuando como un pequeño Estado que se coloca como centralizador de las agendas e impulsor de confusiones —de forma intencional o no. Con una programación discontinua, los días fueron largos y sin conocimiento previo de lo que ocurriría. Sin una agenda mínima, el encuentro se tornó inhóspito y hostil. Faltó arte y, sobre todo, diálogo.


La experiencia del Grupo Impulsor en México, con el aval del Equipo de Acompañamiento Continental, creó una burocracia interna cuya dinámica sólo ellos comprenden, distanciando especialmente a los más jóvenes que participaban por primera o segunda vez en el Congreso.


La comunicación, cuando existía, se limitaba a comunicar lo ya decidido por los expertos. Un modelo de organización estatal autocrático, sin transparencia. Un amigo brasileño en el congreso llamó a esto esquizofrenia.


No es fácil conducir un evento de esta magnitud con tantas adversidades. Pero imponer la agenda de lo que debe discutirse en los Círculos de Palabra —instancia que, en teoría, después de debatir en un pequeño grupo, presenta propuestas a la plenaria para votación—, mediante un movimiento violento, no contribuye a la cultura viva comunitaria. Al contrario, aleja a las personas. Sin una estructura precisa, el VI CVC fue conocido por sus violencias institucionales.


Cualquier vocación de construir lo común, la colectividad —que sea realmente para el tan mencionado buen vivir— debe pasar por la lección que inspira Cherán.


¡Sin transparencia, no hay comunitario!


Cultura Viva Comunitaria hecha con y para la juventud


En el momento actual de la Cultura Viva Comunitaria en América Latina, cualquier futuro que la cultura pueda anunciar pasa por las y los jóvenes.


Que el VII Congreso de Cultura Viva Comunitaria, que se celebrará en Colombia en 2026, tenga cuidado y acogida con quienes llegan, con la juventud. Sin los jóvenes, el CVC puede convertirse sólo en un tiempo de nostalgia —y no de transformación.


Pablo Lopes


Antropólogo y Gestor Cultural

Miembro del Instituto Cultural y Educacional Bernardo Elis para los Pueblos del Cerrado – ICEBE, en la silla de Humberto Crispim Borges.




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